(pequeños preámbulos para la pesadilla ciudadana)
I
son tiempos difíciles
la gente engendra en sus pechos manchas de plomo
y explotan
los fantasma entierran a sus vivos en el jardín
para desyerbar sus tumbas
cada vez que crece una flor de plomo
pero no hay remedio
todas las flores explotan
son tiempos difíciles
cuando el presidente de la república estudia la teoría del combate
el gabinete del gobierno se queda cómodo en su sillón de seguridad
y las manchas de plomo se hacen más grandes
las heridas profundas
y los zombis-ciudadanos caen a diestra y siniestra en las calles
ensuciando la bella radiografía de esta ciudad de piernas podrida
(con las que no puede contar para escapar)
son tiempos difíciles
lo único que sabemos es que todos llevamos una bomba de tiempo en las entrañas
somos los mismos sospechosos de siempre
unidos y peligrosos igual a las abejas que atacan en masa
(y que me mate dios si esto no es poesía
que me mate dios
si existe)
II
se me dificulta dejar de amar dejar de ver dejar de sentir esta ciudad que tiene un pulso enfermo bajo mis pies
aunque use estas botas contra las serpientes la estructura de una catedral la columna de una bandera abandonada en el podio
no puedo regresarle la buena salud
no me queda más que la tarea de llorarle
removerle la basura de la matriz, susurrarle
que no se muera, rogarle
que no lapide el corazón de los niños, recordarle
que trate de ser una buena madre y golpearle
el pecho para que resucite la semilla
III
cuando sueño sé que nada es como tu vientre (gris gris agro gris agridulce agrio)
nada es como tu vientre
silencio y a veces patrullas a lo lejos
a veces un perro que ladra
a veces en mis sueños hay puertas que se cierran que se abren
ancianas que gimen en sus camas, mujeres sonámbulas que llevan bebés en los brazos y que los ahogan en la tina pensando que son almohadas
la radio escupe tangos y dos tacones de agujas regresan a media noche
te siento presente en el minutero del reloj que gira en mi cabeza
gira gira y gira sin parar
IV
los fósforos se agotan
no hay esperanza para encender más cigarrillos
V
muérete Lázaro muérete
no te necesitamos vivo no queremos otro milagro no te queremos aquí
tenemos suficientes muertos caminando
como para soportar tu lozanas mejillas
Krisma Mancía. El Salvador, 1980. Estudió letras en la Universidad de El Salvador; y teatro en la Escuela Arte del Actor. Entre sus libros publicados están: La era del llanto e Imperio de las ventanas cerradas.
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