veo las guerras mitológicas.
Guerras que exprimen lágrimas;
glorifican la iniquidad;
ahogan los quejidos con discursos heroicos
y al mundo, en plena infancia,
le sacan canas.
Guerras enloquecidas
que destierran al búfalo apacible,
cercenan al cerdo y
acribillan al cisne como si fuera alfiletero.
Guerras que se beben el jugo
de las zarzamoras
y aplastan los sembrados.
Guerras, guerras, guerras.
Guerras que roban el tiempo sagrado
del Paraíso de Dios...
¿Cómo es posible querer al ejército?
¡Las palomas gritan!
Nadie desea ver a un joven muerto
(excepto el ejército).
Un balazo en el corazón
nunca separa a un joven de otro
(excepto el ejército).
¿Quién puede querer al ejército
lleno de cascos?
(el ejército).
El ejército no se retira
del campo de batalla;
se pone de rodillas
ante los jóvenes muertos
y luego se burla
ante el vaho de sus bocas
repletas de pólvora...
Gregory Corso
Trad. José Vicente Anaya
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