lunes, 5 de septiembre de 2011

Poemas desde Ciudad Juárez (de Carlos Macías Esparza)

Carlos Macias Esparza (1978) poeta y narrador. Nació en Ciudad Juárez, Chihuahua. Es adherente a la Otra Campaña, pertenece al Colectivo José Revueltas. Ha publicado en las revistas: Pluma del Ganso, Alforja Revista de Poesía, Va de Nuez y Meretrices. Sus poemas aparecen en la antología Malos hábitos. Cinco poetas jóvenes de Edgar Rincón Luna. Está en prensa su plaquette de poesía Sobre ruinas.




Escribir con luz

Para Teresa y Arcadio por esa luz


APUNTES
Para Alicia de los Ríos

Creo asumir el dolor ajeno, ese que nace de tus ojos, me lo
llevo entre las bolsas de mi saco, entre un libro que me regalaste
aquel invierno.

En aquel entonces el mundo nos parecía injusto,
todavía lo es, la tristeza a veces nos dobla,
creo verte sonreír cuando me asomo por tu mirada.

Creo que las ventanas son puertas para ver gente
gente reflexionando el suicidio.

Dios ve el infierno de esta ciudad a veces se le cansa la vista
y nos deja solos nos ignora por minutos, así comenzó el caos.

Cuando te veo por la cámara lenta de mis ojos
el mundo me perece más amabe.




RECONOCER LAS LLAMAS DE OTROS MUNDOS

¿Escuchas el fuego?

Hay guerra en el otro mundo,
alguien que nos escucha en esa tierra,
nos ve y nos dibuja, sabe de nuestro dolor.

Entonces nos vemos.

¿Escuchas el fuego?

Nosotros reconocemos ese olor a la pólvora
esa que nos quiere aniquilar,
hay guerra abajo, entonces toco tu puerta
para no decir tu corazón.

Te mandamos el correo, el antiguo fax o la
más vieja palabra llamada poesía tan solo con
un pretexto;
Queremos un mundo donde quepan muchos mundos.



LA CARTA LLEGÓ...

La carta llegó, como esas cosas que Dios no quiere soltar de sus manos,
abriéndole llagas, de tanto dolor, a veces ve salir humo de sus dedos,
entonces es tiempo de arrojarla a la tierra y
que muera el hombre, dicta el coro celestial

así llegó la noticia de tu muerte Samuel.

Ángeles vienen por ti en un trineo, tu última canción
poema que, para que no sea largo el viaje, te bendice sobre la tierra,
porque has sido un buen hombre, algunos pájaros cantan en tu camino.

Así se te despide en esta tierras, donde alguna vez apagaste el fuego,
con una sinfónica Zapatista que no pasa de una guitarra, una flauta o bien la
marimba que oíste los domingos en esta Plaza de San Cristóbal.

Este olor a tristeza que nos desgracia la garganta,
así se siente tu muerte Samuel.

Nos es triste verte partir, aquí hay un lugar parecido al cielo que construimos
juntos, pensando que te quedarías toda la vida, ojala esos ojos que nos ven
desde arriba te dejen ver al menos cada vez que haya fuego para que lo sepas apagar.




SIN DIOS EN LA TIERRA

Habían llegado los tres féretros.

El pueblo se volvía polvo, hay algo mágico parecido
a Macondo.

En las calles sólo se ven sombras, la poca gente
visible se oculta.

Unos hombres hacen un pequeño cráter en la tierra,
enterrar hondo que no quede nada de existencia.

Algunos seres malvados quemaron todo a su paso,
a lo lejos un niño entrega un vaso con cenizas, es lo
que queda de su padre y de su hogar.

Todo se cae a pedazos en el cielo no hay ninguna pizca
de existencia, la madre de ese niño lo ha perdido todo,
su noche será una hacha que parte la obscuridad.

Para la familia Reyes Salazar




LA POETIZA SUSANA CHÁVEZ ASESINADA

Llegaron los fotógrafos, la escena es terrible,
algunos muy tímidos se guardan las cámaras
al más joven se le ve caer una lágrima.

Los ojos tristes de un fotógrafo se negaban a ver
el fruto de existencia, pues él sabía lo que
la evidencia estaba en los ojos de poeta, la mano.

Allí estaba la mano separada del cuerpo, mutilada
separada con coraje, como si hubieran visto en ella
una boca y por ello tuvieran miedo, miedo de que
hablara? miedo de que escribiera con sangre?
pero allí estaba la mano separada de su cuerpo.

Enseguida se oyeron las sirenas, las radios, las claves
secretas todo era inútil porque ahí estaba una poetisa,
su mano estaba separada de su cuerpo.

Algunos aseguran que falleció asfixiada,
otros ingenuos aseguran que la muerte llego cuando la sangre
dejó de correr por su cuerpo, ilusos, dejó de existir
cuando ella vio a esos jóvenes dialogar su muerte.




NAVEGAR EN LA FRONTERA

1
Catorce esta noche,
para alguien no valemos más que una bala,
el viento sopla fuerte,
es el hombre convertido,
en demonio que nos roba el aire de nuestros pulmones.

2
El demonio los había encerrado allí estaba a lado de ellos, había cerrado puertas y ventanas los apuntaba con ojos de furia, y con la mano el objeto del crimen después los gritos el sonido de las balas que golpeaban contra las paredes y Dios que no estaba para que con su mano sagrada detuviera la masacre y la furia del demonio, que después se marchó que disque en vehículo, como si el demonio entendiera de eso, como si pudiera andar por allí paseándose, allí quedaron los cuerpos dentro de ese infierno ¿y dónde estaba Dios? Tal vez desvió su mirada y no ha vuelto a vernos más. Son diecinueve jóvenes estudiantes, el mundo se comienza a derrumbar, creo que me puede sepultar con ellos.

3
Esta noche las estrellas parecen estar cerca de mi mano,
hoy es Noche Buena y creo que nació un tal niño Jesús, y si nació tal vez tenga miedo de morir acribillado,
la luz de gran parte de los hogares se mantiene encendida,
se cena como si no se volviera a probar bocado se brinda con miedo
porque hay hombres que nos desean tanto mal,
tanto coraje, tanto dolor, que no hay pesadilla que los descifre.

4
Me ha derrotado el alcohol sobre esta barra recuerdo que unas balas acabaron con Luis Carlos Santiago fotógrafo, esta copa de más es por él, yo pienso en la mujer que está bailando desnuda sobre la pista, afuera la ciudad se inunda, no para de llover, creo que la lluvia son todas esas lagrimas, de todos los tristes de esta ciudad, la mujer que baila se acerca a mí, se marcha, sabe que no hay nada peor que un borracho triste.

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