lunes, 5 de septiembre de 2011

Un poema desde Tijuana

LO NUEVO. LO QUE NO EXISTE

Lo nuevo. Lo que no existe.
La vida delineando sus esquinas.
La vida mordiéndose las uñas.

Atropellada. Contraída.
Pidiendo disculpas a deshoras.
Doblando el tedio cada noche
para vestirlo interminable cada día.

La vida. La que no existe.
La que da las condolencias al rostro en el espejo.
La que reconstruye los pedazos de las risas de cualquiera.

La que se dobla. La que se agacha.
La que con la barbilla limpia el polvo
y con la lengua humedece, hincha, redondea
las palabras que no pronunciará nunca.

El Otro. La Otra. Lo Otro.
Lo inaccesible.
Lo que con la punta de un dedo delimita una frontera.

El ruido. La distancia.
El trayecto infinito de la memoria.
Los pájaros surcando un horizonte
borroneados y en cámara lenta.

¿Qué es lo nuevo? Lo que no existe.

El largo aliento incontrolable.
La palabra ecuánime.
La palabra vacío.

El miedo. El escarnio. El asombro.
Nubes densas apenas fracturándose.

(Y la vida de nuevo se repliega.

Se hace ovillo. Fetalísima).

La que caravanea. La que se convierte en cenizas.
La que por un lado de la sombra acordándose, cruza las piernas.
La que ya no brilla.
El surco. El hombre. La herida.
La descomposición precisa en todo aquel irrevocable.
Lo que fagocita y se mete entre los ojos. Entre los dientes.
Bajo la lengua. Y te pronuncia. Te nombra. Te bautiza.

Lo líquido. Lo blanco. El manto enorme que espumea.
Que cubre. Que aplasta. Que excita.
Que te moja y te escupe entera dentro de la palabra salitre.

¿Qué es lo nuevo? Lo que no existe.
Lo que ya vino y ya se fue. Lo que se pudre. Lo que alimenta.
Lo que a cuenta gotas regala unos ojos no tan ciegos.

Lo dominante. Lo sustraído.
La monotonía sincopada en tiempos cada vez más permanentes.
El cansancio y la mentira haciendo el amor sobre sábanas sucias,
sin ganas.

La espera. El retorno. Los ecos.
Los pisos de mosaico o los pisos de duela. Receptores absolutos
de los pasos de nadie. Ese nadie. Cada vez más nadie. Retórico.

Lo absoluto. Lo incongruente e impreciso.
Fluyendo. Enorme. Colosal. Sorprendiéndonos como siempre en la eterna carnicería.

La muerte. La guerra. El odio. Nada nuevo. Todo eso existe. Ah, y el amor.

La queja. Lo injusto. El afuera. El adentro.
Salir. Regresar. Salir. Volver a entrar.
Los espasmos naturales de lo incomprensible.

El daño permanente.

La alteración.

La causa.

Lo nuevo. Lo que no existe.
Lo que nace. Lo que viene.
Lo que también será.

Lo de siempre. Lo que todos nos reconocemos. Nos sabemos.

Lo no desconocido.

La lupa.

La escritura.
El registro: Las voces.




Amaranta Caballero Prado
Okupas (Ed. Letras de Pasto Verde, 2009) p. 12

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